La Bruja Verde se fue
de la manada poco después de asegurarse de que Joan se había ido, sin embargo,
antes de partir habló con Cirse y le advirtió que la esperaba en el Reino de
Blancanieves.
—No tienes
opción. No te puedes quedar en este lugar.
—Tampoco tengo que ir
con tu amiga la loca.
—Haz lo que quieras,
pero no puedes quedarte aquí y ese Lobo que protegiste tiene a otra.
Por un momento
Caperuza se quedó sin respiración y sintió que se le derrumbaba el mundo, pero
eso no detuvo a su tía, quien siguió hablando sin importar el dolor reflejado
en su cara.
—Cuando llegue aquí,
una mujer se mostró muy cercana a él. Investigué un poco y al parecer es su
prometida, es la sobrina del antiguo alfa y se acompañaban a todos lados.
¿Quieres que me quede y te ayude con algo?
—No, yo me haré
cargo. Gracias, tía —respondió Cirse, retomando un poco el control de sus
emociones—. Ve a controlar a Grimhilde.
Caperuza supo que su
tía le ofrecía ayuda para vengarse de Adriel, pero ella aun no sabía lo que iba
a hacer y le urgía que Aradia se fuera, para dejar de ocultar el brazo que le
había roto Joan.
Adriel había ordenado
que Cirse y los lobos fueran llevados a una cabaña desocupada, que estaba cerca
de su propio hogar.
Sabía que Aradia se
había ido poco después que la hechicera de Cenicienta, pero seguía sin
atreverse a ir a ver a Caperuza. Tenía miedo de que ella se volviera a ir y que
lo dejará, pero también estaba preocupado de que su gente se diera cuenta de
sus sentimientos; ellos ya le preguntaban porque Cirse no se había ido con la
Bruja Verde.
—Está bajo la
protección de Louis y sus lobos, y ellos nos ayudaron, así que no podemos
correrlos— era la respuesta que daba cuando alguien lo cuestionaba, mitad
verdad y mitad mentira.
Horas antes de la
cena, donde iba a estar presentes todos, se reunió con Louis, era la primera
vez que lo veía, aunque durante el día se enteró de su posición y de que era el
lobo que mató al guardia.
—Un gusto conocerte—
empezó Louis en la sala de su hogar, donde horas antes se había
reunido con Joan—.
Gracias por cuidar de mis lobos y darnos un refugio hoy.
—No, gracias a ti,
tus lobos nos advirtieron— aunque ninguno era agresivo u hostil, el ambiente
era demasiado tenso.
—Mi camino con la
bruja y los guardias fue muy largo, y no me gusta viajar en la mañana. Si me
los permites, saldré con mi gente mañana por la noche.
Adriel notó que no se
refirió a Cirse en ningún momento, pero ella podría está incluida en "su
gente", ya que no dijo lobos o manada.
—Si puedes. ¿La
Bruja?— Louis levantó la comisura de sus labios y Adriel tuvo la sensación de
que sabía su secreto.
—Ella se va conmigo—
olio la furia que emanaba de Adriel y entendió que cometió un error al decir conmigo—,
le debo la vida y me pidió que la sacara del Bosque Encantado.
Durante varios
segundos, que parecieron eternos, ambos se quedaron en silencio. Louis supo que
Adriel estaba conteniendo su furia, pero después de un rato tomó la iniciativa
y volvió a hablar.
—No quiero parecer
abusivo, pero podrías pedirle a algún curandero que vaya a vernos.
—Sí, también iré yo,
quiero conocer a la Bruja — mentiroso, pensó Louis, sí sabía la verdad.
Cirse le había contado todo, para que pudiera ayudarla en más
cosas.
Regresó a la casa en
la que se hospedaba y encontró a dos de sus lobos jugando cartas, mientras su
hermano, Lucas, bebía algo en la cocina.
—La Bruja tomó un
baño, tuvimos que ayudarla por lo de su brazo y ahora está haciendo sus cosas
en una de las habitaciones. Tiene temperatura por el dolor, pero va a
sobrevivir.
—Ya pedí una
curandera, vendrá con el alfa de aquí. ¿Qué clase de lobo es?
—Un sujeto amable y
considerado, pero no deja que nadie ponga en duda sus decisiones. La Bruja
Verde lo amenazó en varias ocasiones por ello y nos puso en peligro a
todos.
—Iré a ver a
Cirse.
Louis subió a la
habitación en la que estaba Caperuza y sin tocar entró. La vio arrodillada en
el centro del cuarto, todos los muebles estaban en las orillas y ella en medio
de un círculo de sangre, a lado reposaba el cuerpo de un conejo decapitado. Por
alguna razón el cuarto estaba oscuro y sólo había una vela alumbrando el
interior, aparte de la figura de una niña de pie frente a ella, igual que un
fantasma.
Sin voltear a verlo,
pero con la mirada fija de la niña en él, Cirse le dijo que tenía que tocar la
puerta.
—Lo siento, Adriel va
a venir con una curandera.
—Ella es mi hermana—
dijo ignorando su aviso—, viene a ver cómo estoy.
—Ya me voy— interrumpió
la niña y desapareció. De inmediato, la luz volvió a alumbrar la habitación y
la bruja le hizo una seña de que la ayudara a levantarse.
—No deberías utilizar
tu magia— le recomendó amablemente mientras la levantaba del piso.
—Tenía que avisarle a
alguien que estoy bien.
—¿Más
familiares?
—Sabes demasiado de
mí, te tendré que borrar la memoria.
—En dos horas es la
cena, será al aire libre, trata de no amenazar nadie y nos vamos mañana al
anochecer— el hombre lobo se calló de repente, escucho el sonido de la puerta
principal—. Ya llegó tu novio y la curandera.
ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
Derechos Reservados
Cuando van a estar los demás capítulos disponibles? Ya quiero saber que pasa, estoy más que fascinada con la historia
ResponderBorrarHola, acabo de pubicar uno... es que la sigo escribiendo, por eso a veces me tardo. Lo siento :(
Borrar