Caperuza y el Lobo - TREINTA Y CUATRO - Zaslove, La Maldita Roja

sábado, 27 de julio de 2019

Caperuza y el Lobo - TREINTA Y CUATRO




Adriel nunca estuvo de acuerdo con el plan, siempre quiso negarse, pero Aradia le había dejado en claro varias veces que se iba a hacer lo que ella decía y estaba dispuesta a usar su “don” en contra de ellos, si no la obedecían. 

No es un mal plan, se repetía mientras esperaba a fuera del gran salón donde estaba Cirse y la Bruja Verde, Aradia sólo va a quitar a Cirse de los servicios de Joan y así ella no podrá obligarme a hablar sobre los lobos que traicionaron al reino.

Lo que le molestaba al Lobo era no poder hacer nada, sólo estaba afuera esperando, no sabía lo que pasaba. Detestaba no poder tener el control cuando se trataba de su gente y de Cirse. Aparte ya había olido sangre, alguien dentro del salón estaba herido, y aunque sabía que no se trataba de Caperuza, se preocupó.

De repente el aire se impregnó de humo, algo se quemaba y sin darse cuenta se empezó a convertir en lobo, sin embargo, Yul se acercó a él y lo tomó por el hombro.

—No me toques— gruñó Adriel

—Debes estar tranquilo, no puedes llevarnos ahí para morir. 

Muy dentro de él, Adriel sabía que su amigo tenía razón, si les ordenaba atacar sin que hubiera realmente un peligro los pondría en peligro. Estaba a punto de dar la orden, cuando una de las puertas salió volando y el humo los envolvió a todos. 

Un hombre con armadura salió corriendo del salón, cuando un lobo gris lo alcanzó y lo atacó ferozmente, hasta matarlo. Segundos después Cirse apareció, no se veía herida, pero si desorientada. Adriel quiso acercarse a ella, pero nadie en su manada sabía sobre su relación y no podía permitir que Joan la descubriera.

—No debes acercarte a ella, ni verla— le había dicho Aradia en una de sus reuniones—. Joan es muy inteligente, si nota que existe algo entre ustedes dos, lo va a usar en su contra.

Su gente creía que la Bruja Verde tenía una venganza personal contra Joan, por eso quería quitarle a su nueva ayudante. Sólo era un trato que le convenía a ambas partes, a su manada y a la hechizara o al menos eso creían todos, excepto Yul, era el único que sabía la verdad. 

—¡Basta!— una voz de mujer retumbó en los odios de todos, al no reconocer la voz de Aradia o Cirse, Adriel supo de quien se trataban. 

Con un gruñido, ordenó a su manada acercarse al salón y ponerse en guardia para atacar. Todos se convirtieron en su contraparte animal y él instintivamente se colocó cerca de Cirse, quien estaba regresando al salón, pero el lobo gris la detuvo.

—No te enojes, Joan, él me atacó, no podía dejarlo vivir— dijo la Bruja Verde con una leve sonrisa en los labios. 

—No vale la pena pelear— respondió Joan con una tranquilidad que asustaba e ignoró a Aradia—, pero Cirse aún me debe un trabajo y lo voy a cobrar. Aparte aún quiero hablar con el alfa de esta manada— Adriel se transformó en humano y caminó hasta Joan. 

—Voy a hablar con usted, pero no con ellas aquí. 

—No es tu decisión Lobo. 

—Me parece que tampoco la suya. Mi deber es proteger a mi manada y si ustedes tienen una pelea, ponen en peligro a mi gente…

—¿Sigues con eso?— interrumpió Aradia, dirigiéndose a Joan— Me han contado que Cenicienta es una reina muy cruel cuando se trata de castigar la deslealtad. ¿Es cierto? Si el alfa te desobedece, definitivamente es una traición y merece ser castigado. ¿Cómo se le castigaría? Con unos azotes o la muerte.

Por un momento Adriel olió algo parecido al enojo y miedo emanar de Joan, pero sus facciones seguían siendo impenetrables. 

—No es de tu incumbencia. 

—Ahora imagínate si la Reina se entera de que su fiel bruja quiso contratar a una traidora como yo y después hizo un trato con alguien de dudosa lealtad. ¿Cuál sería tu castigo? 

—Voy a cobrar mi parte— Joan volteó a ver a Cirse, con una mirada llena de furia y se oyó un crujido imperceptible para la mayoría de los presentes, nadie se movió. Después volteó a ver a Aradia— No voy a dejar esto así. Lobo vamos a tu casa, hablaremos sólo tú y yo. 

ZAZLOVE, LA MALDITA ROJA
Derechos Reservados





No hay comentarios.:

Publicar un comentario