Caperuza y el Lobo - CUARENTA Y DOS - Zaslove, La Maldita Roja

lunes, 16 de diciembre de 2019

Caperuza y el Lobo - CUARENTA Y DOS




—¿A dónde vas a ir?— preguntó Adriel, mientras Cirse se acomodaba el cabello.

—Aún no lo sé, ¿y tú?

El Lobo sabía que no se podía quedar por mucho tiempo en el reino de Cenicienta, no después de enfrentarse a Joan, sin embargo, aún no había planeado nada, al menos no de manera concreta.

—No lo sé, estaba pensando en ir al reino de Blancanieves y Grimhilde, ¿crees que haya algún problema?

—¿Lo dices por mi tía? No creo que le interese, te va a ignorar y ya, pero si quieres hablo con ella— Adriel dijo que sí con la cabeza.

—¿Y tú?

—Ya te dije que no sé.

—Cirse te conozco y sé que mientes, aparte puedo olerlo. ¿Te irás Blair?

—Entonces no te quiero decir.

—No te voy a dejar ir hasta que me digas.

—Tuvimos sexo, pero eso no quiere decir que te siga queriendo en mi vida. Ya di todo lo que podía y se acabó.

—Eso no es tu decisión.

—¡Es mi decisión!

—¡Tienes mi maldita marca y eres mía! No me hagas usarla.

—Atrévete, Adriel. Atreve y los dos vamos a salir perdiendo.

El Lobo sabía que Caperuza no jugaba con su amenaza, pero él tampoco bromeaba, sin embargo, antes de hacer algo la dejó ir, al menos por el momento, en lo que pensaba qué hacer.

—Cirse, sólo quiero que estemos bien y cuidarte— dijo Adriel antes de que ella cruzara la puerta.

—Y yo quiero estar contigo, pero tampoco se puede— respondió Caperuza y se fue.

No se vieron durante varias horas, hasta que el Lobo la encontró jugando con unos niños lobos, creaba cosas con su magia, para que ellos se divirtieran. Tras la pequeña pelea que habían tenido, ella se veía bien. Siempre era así, sus emociones cambiaban rápidamente y él no entendía la razón o porque le agradaba tanto eso.

Sin embargo, una loba adulta llegó y se llevó a los pequeños, entonces Adriel pudo ver la tristeza en sus ojos, al menos, hasta que llegó Louis y la hizo sonreír, al decirle algo que no pudo oír.

La furia creció dentro de él rápidamente y el otro alfa pudo olerla, porque lo volteo a ver y se alejó de la pequeña bruja, en lo que él se acercaba. Por su parte, Cirse se dio cuenta de lo que pasaba y se colocó frente a Louis, no para protegerlo, si no para evitar una pelea.

—Adriel— dijo Louis cuando estuvo más cerca de ellos y el Lobo solo gruño.

—¿Qué pasó?— preguntó Cirse lo más amable que pudo.

—Quiero hablar con Louis.

—¿Para qué?— Adriel ignoró a Caperuza y le hizo una seña al otro lobo para que lo siguiera. Antes de hacerle caso, Louis cruzó una mirada con la bruja.

En un impulso ella se adelantó y tomó el brazo de Adriel, para detenerlo, él la volteó a ver bruscamente.

—¿Qué?

Cirse no supo que responder, sabía que cualquier palabra sólo traería más problemas y no estaba segura de hasta dónde podrían llegar, así que sólo lo soltó y dejó que siguieran con su camino.

Ella no quería sentirse responsable, sin embargo, se sentía culpable de haber puesto a Louis en esa posición. Así que pensó en todas las opciones que tenía: detenerlos, interrumpir y ninguna le parecía razonable.

Se adentro al bosque y convocó a su hermano, era el espíritu de un niño, sin embargo, tras su muerte había adquirido la sabiduría de un anciano.

—¿Qué hiciste?

—No hice nada, pero necesito un pequeño favor.

—¿Qué pasó?

—Necesito que vayas con un lobo llamado Lucas, está en esta aldea de lobos, dile que Adriel y su hermano están hablando, pero no sé de qué. Que esté alerta.

—¿Con qué me pagarás?

—Toma— Cirse hizo a aparecer una pequeña bola de luz negra que flotaba y se la dio. Era el alma de un asesino y su hermano la metió en su cuerpo. Cada vez que hacía un trato con cualquier ser, tenía que pagar.

Cuando el espíritu desapareció, dibujo una estrella pagana en la tierra y mató tres conejos que encontró. Iba a invocar a un demonio y en realidad necesitaba un pago más grande, pero para su suerte, conocía perfectamente al que iba a llamar.

Tras un pequeña oración y cántico, surgió un ser en medio de la figura, era un hombre joven de cabello y ojos negros, igual que los de ella, y pensó: Mis abuelos y su obsesión por lucir jóvenes.

—Hija, ¿qué pasó?

—Necesito dos favores.

—¿Cómo está tu abuela?

—Tu mujer está bien, en su casita del bosque- Ellos llevaban separados años.

—¿Qué quieres?

—Que me prestes uno de tus vasallos, alguien poderoso, y que dupliques esta bebida— dijo y sacó el frasco que su tía le había dado para dejar de amar a Adriel.

Con un movimiento de mano, su abuelo hizo otro frasco igual e hizo aparecer una mujer de cabello rojo y ojos azules.

—Obedécela en todo— le ordenó al demonio y se fue. La joven se arrodilló ante Cirse y ella la levantó.

Caperuza sabía que sólo los demonios podían ocultarse completamente, así que la mandó a espiar a Adriel y Louis. Le pidió que, si había una pelea física, los detuviera, pero no matará a nadie y la mandará a llamar, pero antes de que se fuera también le exigió un poco de su sangre y la guardó en un frasco.

La demonio dijo que sí a todo y fue a cumplir su misión.

ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
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1 comentario:

  1. 😱😱😱😱😱👏👏👏👏Muy buen capítulo Roja. Sólo te pido que no tardes mucho en el siguiente😉😉😍😍

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