Caperuza y el Lobo - CUARENTA Y CINCO - Zaslove, La Maldita Roja

viernes, 17 de enero de 2020

Caperuza y el Lobo - CUARENTA Y CINCO



Adriel quiso seguir a Cirse en cuanto salió de su hogar, sin embargo, no pudo. El Lobo se paralizó cuando vio a Mar y a la bruja en la misma habitación, sabía las intenciones de la loba y no pudo tomar la decisión entre su familia o Caperuza. 

El pequeño enfrentamiento entre las dos lo sacó de su parálisis, no podía creer lo que Mar estaba diciendo, jamás habían hablado sobre una boda. Se acercó a la loba y la tomó del brazo, mientras la bruja se alejaba.

—¿Por qué dijiste eso?— gruñó. 

—¿Qué te importa?— gritó la loba en respuesta— ¿Es verdad lo que dices? ¿La amas?

Las miradas y lo gestos de amor o preocupación, que Adriel lanzaba cada vez que alguien hablaba de la bruja, no pasaron desapercibidos para Mar y otros lobos de la manada, aunque nadie se atrevió a decir algo.

El Lobo la jaló del brazo y la metió en su hogar, ella lo había visto un par de veces así, no era la primera vez que perdía el control en su presencia o por su causa.

—¡No tenías ningún derecho a decir nada! 

—¿Por qué?

—¡Cállate!— gritó Adriel y ella obedeció, no le quedaba otra opción ya que era su alfa, aparte durante  toda su relación ella fue muy callada y obediente. Lo amaba y siempre quiso hacerlo feliz— Sabes lo que siento por ti y no es amor, jamás te he mentido, si nos casamos sería solo por conveniencia— dijo lo más tranquilo que pudo.

—Lo sé— contestó Mar a punto de llorar—. Pero, ¡ella es una bruja! Ella jamás podrá encajar en nuestra vida, con la manada, pregúntale a Yul, a cualquiera. Yo te amo.

Adriel dejó que Mar se desahogara y dijera lo que quisiera, sin embargo, en ningún momento dejó que se le acercara o lo abrazara. En ese momento la odiaba demasiado, como para dejar que lo tocara. Cuando terminó decidió que no valía la pena contestar ninguno de sus lloriqueos, así que la corrió y la hizo jurar que no contaría nada de lo que pasó. Aunque empezó a sospechar que todos en su manada ya sabían que amaba Cirse.

—Lárgate.

Mar no dijo nada más, sólo obedeció, pero se fue con un hueco en el corazón, sabiendo que tal vez nunca se podría casar con la persona que amaba y que, si un día lo hiciera, él nunca la amaría como amaba a la bruja.

El Lobo no perdió el tiempo más y en cuanto la loba se fue, acudió con Gailan para hablar. Le explicó que tenía que salir y buscar una alianza en otro bosque, pero que volvería lo antes posible. Quería salir esa misma noche, pero tuvo que esperar, ya que los dos revisaron todas las posibilidades.

No era una mentira, sí iba a hacer una nueva alianza, pero antes buscaría a Caperuza, para explicarle la situación y tratar de convencerla de que no se ocultara. 

Sabía que podía usar su marca para encontrarla, sin embargo, no quería hacerlo, al menos no sin su permiso. Era cierto lo que ella le había dicho, la marcó como un animal, sin su consentimiento y aunque no se arrepentía, no pretendía hacerla sentir peor. 

Finalmente, entre los dos los lobos escogieron el bosque de Blair como primera opción para Adriel, ya que en una ocasión Cirse le dijo a que se iría a vivir a la antigua casa de su madre.

A la mañana siguiente, salió a primera hora y transformado en Lobo, utilizó la marca y se juró que sería la última vez, localizó a Caperuza y se dirigió hacia ella. Sorprendentemente, no estaba tan lejos como esperaba, pero tardó medio día en alcanzarla. 

Ella estaba en una planicie en medio del bosque, recargada en un árbol, mientras jugaba con el pasto. Cuando lo vio, ni siquiera se inmuto, lo estaba esperando, sabía que iría detrás de ella. Adriel se transformó en humano y se puso la ropa que traía en una mochila que traía. 

—Empezaba a creer que no vendrías y ya me iba a ir— dijo sinceramente Cirse, mientras él se vestía—, pero no me quería arriesgar. 

—¿A qué?

—A que usaras la marca y me encontrarás cuando este en mi nueva casa. La usaste, ¿no?— Él vio con vergüenza al suelo y asintió con la cabeza. 

—Lo siento. 

—Está bien— Adriel iba a empezar a hablar, pero ella no lo dejó—. He estado pensando en tu matrimonio, tu manada y nosotros. ¿Me amas?

—Con todo mi corazón— aceptó y empezó a caminar hacia ella.

—No te acerques, por favor. Yo también te amo, más de lo que quiero aceptar.

—Podemos arreglar esto, sólo dame tiempo, para encontrar una solución— dijo, sin dejar de caminar. 

—¿Cómo?

—No te pido que te quedes a mi lado— mientras sostenía su mano— sólo que no desaparezcas, no me dejes sin saber de ti, por favor. Déjame ser tu amigo. 

El Lobo vio la mirada de dolor, que se convirtió en furia, en los ojos de Caperuza antes de sentir una corriente eléctrica que paralizó todo su cuerpo. 

—¿Eso es lo que quieres? Que yo sacie tus necesidades de soledad, mientras te casas, tienes hijos y eres feliz con otra— gritó ella y en un susurró continuo—, entonces no te quiero en mi vida— finalizó y sacó volando a Adriel por los aires. 

Él cayó como bulto, el dolor se hizo presente y no sólo el físico por el estrepitoso aterrizaje, si no interior, ya que no esperaba esa respuesta. Para él tenerla en su vida era suficiente, aunque no fuera de la forma deseada.

—¿Qué te hace creer que quiero ser tu amiga?— gritó Cirse y él pudo oler su tristeza— Yo no te quiero así. 

—Cirse, por favor, te quiero en mi vida… 

—¡No! Tú lo que quieres es a una tonta de respaldo.

—¿Por qué siempre piensas tan mal de mí?

—Porque eres un animal, una bestia. Nada te importa y destruyes todo— gritó Caperuza y el dolor del lobo se transformó en furia. Ya estaba cansado de su actitud, la había seguido hasta ahí para nada. 

ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
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1 comentario:

  1. 😨😨😨😪😪😪Este capítulo se me hizo muy triste ; creo que esta historia de amor no va a tener un final como esperaba. No obstante es un excelente capítulo Felicidades Roja💔💔💔

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