Caperuza y el Lobo - CUARENTA Y UNO - Zaslove, La Maldita Roja

miércoles, 30 de octubre de 2019

Caperuza y el Lobo - CUARENTA Y UNO








Caperuza espero toda la noche a que Adriel despertara; sabía que estaba bien, ya que lo había revisado con su magia y lo poco que había aprendido de su abuela, sin embargo, estuvo todo el tiempo nerviosa.

Poco antes de que amanecería, mando un pequeño espíritu del bosque a buscar a Louis, quien no tardó en llegar, ella lo hizo pasar y ambos se quedaron en la sala. 

—¿En dónde está tu novio?

—Allá arriba, inconsciente— el lobo hizo una mueca de sorpresa y justo cuando iba a decir algo al respecto, Cirse lo interrumpió—. Ni te atrevas. Curó mi brazo, bebí de su sangre, pero tal vez fue demasiada y ahora no despierta. Está bien, ya lo revisé, pero tengo miedo de que alguien llegue y piensen mal. 

—Muchos siguen en la fiesta, yo seguía en la fiesta y me interrumpiste, así que no creo que nadie venga. Entonces, ¿tu brazo ya está bien?

—Sí, dolió mucho. 

Cirse notó un drástico cambio en el humor y actitud de Louis, quien normalmente era relajado y bromista, se acercó a ella y la vio a los ojos. 

—¿Te vas a quedar aquí?

—No, no puedo quedarme. 

—Cirse, debes ser honesta. Noté la marca desde que te conocí, ahora sé que te la hizo Adriel. Tú no eres una loba, pero para nosotros es algo muy significativo— sin notarlo, ella se tocó el lugar de la marca—. No creo que él te quiera dejar ir…

—No es su decisión. 

—Lo sé, pero yo necesito saber que realmente te quieres ir, porque si me meto por ti y luego decides quedarte, me voy a enojar contigo.

Ella sabía que el hecho de que Louis se enojara no significaba nada, sin embargo, el lobo le caía bien y no quería meterlo en problemas por ser indecisa. 

—Cirse, piénsalo— dijo y tomó su mano— y respóndeme al rato. Nosotros nos vamos en la noche, aún tienes tiempo. 

—Él no puede estar conmigo. 

—¿Te dijo eso?

—Hace tiempo me pidió que lo esperara, le dije que no. No me puedo quedar— Cirse notó que Louis le quería decir algo más, pero no lo hizo—. ¿Qué? 

—Esta relación te va a terminar matando. 

Cirse se quedó pensando en las palabras del lobo y no eran tan descabelladas como ella quisiera, al final su familia siempre tenía finales trágicos y tristes cuando había amor de por medio.

En ese momento deseó tanto que su madre estuviera con ella y le pudiera dar un consejo, sin embargo, hace mucho que eso era imposible. Su alma había sido condenada y ni ella podía acceder al plano en el que se encontraba. Aunque, para ser sincera no estaba segura de que ella o alguien más de su familia le pudiera dar una respuesta acertada a su dilema o no al menos lo que ella le gustaría oír. 

Volvió al cuarto de Adriel y aprovechando que seguía dormido, se dio un baño, eso siempre la ayudaba a pensar. Se metió a la tina y por primera vez en mucho tiempo, se quitó el collar rojo que su abuela le había dado. 

Sintió un piquete de dolor y luego todo fue calma. Es porque estoy con él, concluyó. 

Empezaba a quedarse dormida cuando Adriel entró al baño y busco por todas partes, logrando asustar a Caperuza. 

—¿En dónde está?— preguntó lo más calmado que pudo. 

—¿Quién? 

—Louis, puedo olerlo. 

—Ah, vino hace rato, pero ya se fue. No despertabas y me preocupe. 

De inmediato, el Lobo se relajó y centró su atención en Cirse, quien estaba desnuda frente a él. Sin pensarlo dos veces se empezó a quitar la ropa. 

—No te atrevas…— se quejó Caperuza, pero Adriel entró en la tina y la movió para acomodarse detrás de ella. 

El Lobo movió el cabello de la bruja, para besar su cuello y espalda, sin prisa, ni decir nada. 

ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
Derechos Reservados 


2 comentarios: