Caperuza y el Lobo - VEINTISEIS - Zaslove, La Maldita Roja

lunes, 3 de junio de 2019

Caperuza y el Lobo - VEINTISEIS




—Las heridas van bien, aunque no se curan tan rápido como yo quisiera— le dijo Laurie a Cirse.

Laurie era una curandera del Bosque Encantado y amiga de Caperuza, después de la pelea que había tenido con Adriel, Cirse la fue buscar para que curara sus heridas. Todas tenían un avance lento y realmente no se preocupaba por muchas de ellas, pero Adriel le había hecho grandes cortes en su pierna y brazo, y eso no sanaban.

—Deberías ir al Reino de las Maravillas o a Oz, ahí hay curanderas más poderosas que yo.

—Es un viaje muy largo y no sé si tenga la fuerza.

—Entonces acude con la Reina Ella, en su castillo está Joan Wytte, es muy buena.

También podría ir con mi abuela o mi tía, pero eso solo sería peligroso para Adriel, pensó Caperuza mientras su amiga la seguía revisando.

—No sé, lo voy a pensar.

—¿Cómo fue que sucedió esto Cirse? Pensé que estaban enamorados— Caperuza volteó a ver a su amiga, cada vez que la iba a visitar Laurie le preguntaba lo mismo, pero ella no respondía, porque no estaba segura de lo que había pasado.

—Él me pidió que lo esperará, en lo que se acoplaba su manada le dije que no, se enojó y gritó.

—¿Te hizo daño?

—No, él simplemente gritó, aventó algunas cosas y rompió una pared. Entonces yo perdí el control y le rompí el brazo, me arrepentí al momento, pero ya era demasiado tarde. Adriel acomodó el hueso y se transformó en el lobo. Lo más estúpido es que sólo tenía que pensarlo un momento y seguro le hubiera dicho que si lo esperaba. Es sólo que el dolor que me causa nuestras separaciones, el suyo y el mío, me hizo decir no.

—Tu abuela te dio el collar este.

—¿Y si un día es insuficiente? Aparte me dio coraje, primero me marcó sin mi permiso, fue invasivo. Es como si diera por hecho que yo quiero alejarme de toda mi vida, sólo para vivir su vida con su manada.

—¿Entonces esperabas que él abandonara a su manada para quedarse contigo?

—No, no lo sé... — dijo Cirse, tratando de contener las lágrimas. Hice todo mal, se culpó.

Laurie terminó de curar sus heridas, sin decir otra palabra, mientras Caperuza trataba de no llorar, ya que también sentía el enojo y el dolor de Adriel, aunque gracias al collar ya no tenía ningún tipo de afectación física. En cuanto su amiga terminó las curaciones, se puso frente a ella. 

—Los dos hicieron todo mal y ninguno se detuvo a pensar que llegarían tan lejos, tú lo quieres en tu vida y él te quiere en la suya, pero ninguno quiere sacrificar lo que ya tiene. Son egoístas y viscerales.

—¿Qué hago?

—No lo sé. ¿Todavía tienes la poción de tu tía? ¿Por qué no te la tomas?— aún la tenía, pero seguía sin atreverse a beberla— Piensa en lo que quieres hacer, lo que te traerá más felicidad y tranquilidad. Por otro lado, de verdad tienes que ir a ver a alguien más las heridas de tu brazo y tu pierna, yo no las puedo curar y se están empezando a infectar.

Cirse fue a su casa y se quedó dormida, esa noche soñó con Adriel. Lo vio aullando a la Luna, pero después empezó perseguirla, le pedía que huyera y ella quería quedarse, pero por alguna razón seguía corriendo. Hasta que él la alcanzó y Cirse despertó sudando en su casa.

Él no me va dejar, pensó y trató de volver a dormir, pero no pudo, así que se dirigió al castillo de la Reina Ella.

ZAZLOVE, LA MALDITA ROJA
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