Caperuza y el Lobo - VEINTIOCHO - Zaslove, La Maldita Roja

miércoles, 5 de junio de 2019

Caperuza y el Lobo - VEINTIOCHO



—Debes dejarla— le había dicho Yul antes de que partiera y tal vez tenía razón, pero no podía dejar a Cirse, no quería.

Adriel había salido esa mañana para ir a buscar a Caperuza. Le había dicho a Yul y a todos los ancianos de su manada, que iba a buscar una cura para sus heridas, que no sanaban, pero su amigo adivinó la verdad, su objetivo era la pequeña bruja.

Se sintió frustrado, todo el viaje que había hecho, para que Cirse no estuviera en su casa y por el polvo en el lugar sabía que llevaba al menos un par de días fuera, aunque se alegró al notar que sus pertenencias seguían ahí, al menos no se había mudado.

Caminó un rato por el bosque, no sabía a dónde iba, pero quería despejarse. Se sentía estúpido, no podía seguir preocupado por ella o sus lobos se darían cuenta y le darían la espalda, pero tampoco podía abandonarla.

—Lobo— una voz femenina lo sacó de sus pensamientos—, pensé que nunca llegarías. Caminas muy lento para ser un animal.

Adriel vio a una hermosa mujer con los ojos negros y el cabello blanco hasta las rodillas, tenía cierto parecido con Cirse, pero no estaba seguro. De no ser por lo joven que lucía, podría jurar que se trataba de la Bruja Blanca.

—¿Quién eres?— le preguntó con un gruñido.

—La abuela de Cirse. Sígueme— le ordenó y él la obedeció, por respeto y porque ella podía decirle algo sobre el paradero o la condición de Caperuza.

—¿Cómo supo que iba a estar ahí?

—Mis nietos.

—¿Perdón?— Adriel no había percibido la aparición de alguien más alrededor, una persona podía ocultarse pero dos o más, no.

—Sus almas siguen aquí y me acompañan— explicó y el Lobo recordó la historia que le había contado Cirse, sobre su abuela y sus nietos que fueron asesinados por Hansel y Gretel.

—¿Nos espía?— preguntó molesto.

—Aunque quisiera, Cirse pone muchas barreras, pero sé varias cosas. Ahora cállate, hablaremos cuando lleguemos a mi hogar.

Es igual que su nieta, pensó Adriel y la obedeció de mala gana. No iba a pelear con la familia de Caperuza y menos después de la pelea que tuvieron, aparte la bruja le causaba cierto respeto, aunque era la primera vez que la veía.

Camino detrás de ella y se dio cuenta de que caminaba igual que Cirse, sin prisa pero de manera coqueta, también tenían los mismos ojos, aunque los de la Bruja Blanca eran de un negro menos intenso y se les daba bien ordenar. Pero ese era todo el parecido, no había más y realmente lucía muy joven para ser la abuela de alguien más.

Cuando llegaron a una cabaña la bruja se sentó en una mesa y lo invitó a acompañarla, con dos tarros de cerveza. Era muy educada y servicial, pero el Lobo sospechaba que era una fachada.

—¿Qué le hiciste a mi nieta?

—Nada— respondió Adriel a la defensiva—, peleamos y ella se fue.

—Puedo notar una herida tuya, es profunda, debajo de las costillas, se está curando. ¿Te la hizo ella?

El Lobo no respondió, si algo no iba a hacer era hablar de lo que pasaba entre él y Cirse, no importaba que fuera su abuela. Nadie se iba a meter entre la relación de ambos. Ya no hay nada entre ustedes. Lo destruiste, le dijo una voz en su interior.

—Es de mala educación no contestar— le dijo la bruja mientras le daba un trago a la cerveza.

—No creo que sea su asunto.

—Es mi nieta, es mi asunto— le dijo con una sonrisa fría—. Sé que ambos se aman, pero tu eres mitad animal— ¿Por qué arruinaría mi vida con un animal como tú?, Adriel recordó las crueles palabras de Cirse— y ella es una bruja con una naturaleza extraña. No están destinados a estar juntos.

—Usted no lo sabe— gruñó Adriel enojado.

—No te enojes Lobo, sólo te doy un punto, pero al final no es mi decisión, es la tuya y la de ella. Sin embargo, soy su abuela y mi deber es tratar de evitarle todo el daño posible a Cirse.

—También el mío— replicó y la bruja sonrió burlonamente, provocando la furia de Adriel, quien se levantó—. ¿Qué es lo que quiere señora?

—¡Cuanto drama! Siéntate, no seas maleducado— está vez el Lobo no la obedeció—. Como desees. No quiero separarte de ella, ni creo que seas una mala persona o animal, pero si quiero que entiendas algo.

Con esas palabras Adriel se tranquilizó un poco y se sentó, pero empezaba a detestar a la abuela de Caperuza.

—Las relaciones no son fáciles y menos con una bruja, y Cirse tiene una naturaleza un poco más caótica. Tú la quieres dominar, es tu naturaleza, pero no vas a poder hacerlo, la de ella no te dejará— Adriel comenzó a sentirse inquieto—. ¿Cómo cambias la naturaleza de una persona? No se puede.

—No la voy a dejar— dijo el Lobo y percibió un aroma, la bruja estaba triste.

—Tenía que intentarlo— dijo y sonrió con tristeza—. Pero, el amor siempre destruye más que el odio.

El Lobo fingió no oír esas últimas palabras y le preguntó por Caperuza, la bruja le aseguró que no la había visto. Así que Adriel volvió con su manada, más confundido y triste que antes.

ZAZLOVE, LA MALDITA ROJA
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2 comentarios:

  1. Me atrapaste, te felicito, de verdad me atrapaste, y para que a mi me guste algo? Paso páginas y poco a poco me va interesando lo que leo, pero en ésta historia de caperuza desde el prólogo has ahorita me encantó, 👏👏👏👏👏 no había escrito ningún comentario a los anteriores escritos porque no podía dejar de leerlo, ya que llegué al capítulo 28, mi pregunta es: cuando subes más? Me dejas emocionada y ya, jajaja te felicito, ya te estoy siguiendo en Facebook y me gusta mucho lo que haces

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    1. Hola, muchas gracias por leerme y seguir, acabo de subir el 29 y mañana llegará el 30. Es que hay días que se complica revisarlos y subirlos. Trato de que nada tenga error, entonces aparte de escribir, es revisar y volver a revisar, y buscar una bonita imagen.

      De verdad muchas gracias por tus hermosas palabras, me dan mucha fuerza.

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