Te hice poesía, te maté y reviví, fuiste el villano y el
héroe, te convertí en amor y muerte, jugué con todas tus partes, las partí y
las rehíce, te enaltecí y te humillé, te amé y te odié.
Lo fuiste todo, siempre el protagonista de esta historia, a
la que sólo tú fuiste capaz de dar un fin.
Eras el dueño del show, el más importante, el principal, sin
importar si me lastimabas o me matabas, tú eras el dueño; aunque yo fui la que
te creo.
ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
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