Tras dejar a Cirse en su hogar, Adriel corrió a la aldea en
la que vivía su antigua manada en el Bosque de los Susurros y aunque también
estaba en el Reino de Cenicienta, se encontraba a medio día de viaje del Bosque
Encantado.
La pequeña aldea, en medio del bosque, se conformaba por 20
o 30 cabañas y tres grandes estancias en las que se reunían para discutir
asuntos importantes, todo con el permiso secreto de la reina Ella, mejor
conocida como Cenicienta.
En cuanto Adriel llegó, vio a Yul ayudando a una vieja loba
a cargar unos maderos hasta su hogar.
—Yul— lo llamó mientras se transformaba en humano—, vengo a
buscar al alfa. Llámalo, lo voy a retar. Yo terminaré de llevar lo leños.
Adriel notó la tensión en Yul y la vieja loba, esto no iba
con lo planeado, pero era lo que tenía que hacer.
—Adriel— dijo Yul acercándose a él y dejando la madera en el
suelo—. ¿Qué es lo que pasa?
—Ya te lo dije.
—Está bien, acompaña a la señora y espérame en casa de tu
tía— terminó por aceptar Yul, sabiendo que su amigo no iba a aceptar un no por
respuesta.
Adriel acompañó a la vieja loba sin decir una palabra y
después se dirigió a la casa la hermana de su mamá.
Su tía, Myrcella, era una mujer menuda de piel bronceada
como la suya, con el cabello mitad blanco y azul. Ella era muy parecida a su
madre, pero tenía los ojos amarillos, en vez de grises.
—Adriel, ¿qué haces aquí?— le preguntó mientras lo hacía
pasar.
—Vengo a retar al alfa.
—¿Ahora? Pensé que esperarías— le contestó mientras buscaba
un pantalón, que después le dio.
Myrcella tenía razón, aunque Adriel pudo haber retado al
alfa desde hacía varios años, no quería forzar a su manada a tener que
aceptarlo como líder, por eso decidió esperar. Sin embargo, ya todo estaba casi
listo para su regreso, los lobos ya lo habían aceptado y él ya no estaba
dispuesto a esperar un día más.
La loba con la que había tenido una relación era la única
traba para su regreso, ya que todos esperaban que se casara con ella, por el
tiempo que pasaron juntos y porque era sobrina del alfa, pero Adriel nunca
había aceptado esa condición.
—Ya no puedo esperar.
—¿Ya arreglaste lo de Mar?
Antes de que pudiera contestarle a su tía, Yul tocó la
puerta de la casa y entró.
—¿Qué mierda pasa contigo?— preguntó enfurecido el recién
llegado, provocando que Adriel se pusiera en posición amenazadora.
—No puedes hablarme así…—dijo de manera pausada.
—¡Basta!— ordenó su tía— Y no te atrevas a retarme Adriel,
podrás ser alfa, pero sigo siendo tu tía.
Adriel adoraba a Myrcella como una segunda madre, así que la
obedeció y se sentó en uno de sus sillones.
—El alfa te espera en una hora en la plaza central— informó
Yul y salió del lugar.
Adriel sabía que Yul sospechaba que todo lo hacía por Cirse
y por eso estaba enojado con él, pero no le importaba, si esto era lo que tenía
que pasar para que él lo respetara y jurara que no le diría a nadie sobre la
familia de la pequeña bruja, lo haría sin ningún problema.
Myrcella lo tomó del brazo y lo sacó de sus pensamientos, su
tía y sus primos eran los únicos familiares que le quedaban.
—¿Qué es lo que pasa?— preguntó su tía llena de
preocupación.
—Yul puso en peligro a alguien que amo— le confesó cansado—,
ahora tengo que arreglarlo.
—Él no es una mala persona.
—No— le confirmó. Pero no puedo permitir que me rete y ponga
en peligro a Cirse, pensó el lobo.
El plan de Adriel era sencillo, retar al alfa, ganarle y
hacer que Yul jurara con sangre que nunca le contaría a nadie sobre lo que
sabía de Cirse. Un pacto así, entre un alfa y un subordinado, obligaría a
cualquier lobo a obedecer a su superior o si no el pago sería la muerte.
Todo parecía sencillo en su cabeza, pero sospechaba que no
iba a ser tan fácil.
ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
Derechos Reservado
Feliz cumpleaños! 😊❤
ResponderBorrarYa te escuche que es de tu amiga fer jaja saludos
ResponderBorrarJajaja sí todos pensaron que era mi cumple, pero el mío es hasta el 26 de enero. ¡Besos!
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