Caperuza y el Lobo -VEINTE - Zaslove, La Maldita Roja

miércoles, 22 de mayo de 2019

Caperuza y el Lobo -VEINTE




Tras la visita de Adriel, Cirse decidió que ya era el momento de pedirle ayuda a su abuela, debido a que no quería tomar la bebida que le dio su tía, pero tampoco podía seguir viviendo con tanto dolor.

La Bruja Blanca vivía dentro del Bosque Encantado, aunque su casa estaba al otro extremo del que habitaba Caperuza, por lo que el viaje entre ambos hogares era de dos horas. Al llegar, Cirse encontró a su abuela realizando una lectura de tarot, así que tuvo que esperar un momento.

Margaret, la Bruja Blanca, lucía sólo un poco mayor que Cirse gracias a la magia, tenía el completamente blanco, hasta las rodillas, y sus ojos, que eran casi negros como los de su nieta, contrastaban completamente. Su piel no tenía ninguna imperfección, ni pecas, ni lunares y tenía el cuerpo sensual de la Bruja Verde.

Principalmente, la abuela se dedicaba a leer el futuro en las cartas y curar a las personas, a diferencia de la Bruja Verde que realizaba trabajos de destrucción, sin embargo, también era conocida por su extrema crueldad, sobre todo desde que había despellejado y matado a Hansel y Gretel.

Muchos pensaban que había sido un sacrificio a algún dios o demonio, debido a que los hermanos sólo se dedicaban a cazar seres malvados, sin embargo, la realidad era que ellos habían matado a tres nietos suyos.

—Cirse, pasa— le gritó la Bruja Blanca a su nieta, que la esperaba afuera de su hogar. Ambas brujas se abrazaron, pero Margaret sintió que Cirse tenía un poco de fiebre—. ¿Qué es lo que te pasa?

—El Lobo y yo nos separamos.

—La conexión te está haciendo daño.

—Sí— aunque era más una declaración, que una pregunta Caperuza decidió contestar—. Pero, ayer fue a mi casa y me pidió perdón, el dolor desapareció cuando estuve cerca de él.

—¿Qué tan grave es?

—Las runas de mi cuerpo brillaban de un rojo intenso.

Durante unos minutos, la Bruja Blanca meditó la situación, las runas que Cirse tenía grabadas en su cuerpo servían que jamás perdiera el control de sus poderes, como su tía, y para que ningún otro ser fuera capaz de detectar la fuerza que tenía ella. Todos en su familia utilizaban ese método, para protegerse.

—Tú puedes controlar lobos, todo lo que tienes que hacer es ordenarle que se quede a tu lado y listo— le sugirió mientras barajaba las cartas de tarot.

Caperuza ya lo había considerado, pero no era la solución que quería, no deseaba tratar a Adriel como un títere. Su abuela debió intuir lo que pensaba porque le sonrió descaradamente.

—No quiero hacer eso.

—¿Por qué se separaron?

Cirse no estaba segura de querer contarle sobre lo que sucedió, pero al final no tenía opción, si quisiera su abuela lo podía descubrir sola, así que le resumió lo que pasó.

—Antes de aventarlo hechice la lengua de Yul, para que no pudiera decir nada.

—¿Y aun así le pediste a Adriel que lo matará?

—No lo va a hacer, sólo quería saber hasta dónde sería capaz de llegar.

—Él debe arreglar lo que hizo, pero no lo fuerces demasiado o podrías arrepentirte.

La Bruja Blanca se levantó y fue por un hermoso collar de plata, con un rubí rojo colgando. Prendió una vela y tomando la piedra preciosa entre las manos, realizó una oración en voz alta.

El fuego de la vela, que en un principio estaba tranquila, se incendió y quemó toda la cera, para después apagarse un menos de un segundo.

—Este collar aliviará tu dolor físico— dijo, mientras extendía el collar a Cirse—, pero seguirás sintiendo el dolor emocional, el tuyo y el del Lobo. Yo sé que tú naturaleza es jugar con las emociones de otros, al final te alimentas de ellas, pero ten cuidado porque esta vez estás enamorada y eso es peligroso.

Cuando la mamá de Cirse había creído que podía salvar a su esposo con las almas de niños, hirió accidentalmente al hijo de una hada y ella en venganza había maldecido a Caperuza, para que no pudiera sobrevivir sin las emociones de otros.

Por supuesto, la Bruja de Blair terminó el trabajo, al matar al hada y todos sus hijos. En nada se comparaba una herida con una maldición. Sin embargo, ahora Cirse tenía que generar emociones fuertes en la gente que la rodeaba para poder sobrevivir.

ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
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