—Hola Adriel.
El viaje duró dos
días, pero el Lobo logró llegar al Bosque de las Hadas, para ver a su vieja
amiga Maléfica.
La hada lucia tal y
como la recordaba, de pálida piel, con dos cuernos que salía de su cabeza y un
largo cabello azul oscuro. Ella reinaba en el bosque y aunque parecía malvada,
no lo era.
—Vengo por tu ayuda—
dijo Adriel, no quería dejar pasar más tiempo sin saber que hacer o sin ver a
Cirse.
Ella no respondió,
solo se le quedó viendo un largo rato y luego le sonrió. En realidad, los dos
eran buenos amigos, se habían conocido cuando a Maléfica le quitaron sus alas y
él la había ayudado a recuperarlas. No podía ver una injusticia y no hacer
nada.
—¿En qué te puedo
ayudar Lobo? ¿Por qué luces tan preocupado?
—Necesito información
sobre la Bruja Verde, la Bruja Blanca y Elly de Blair.
—¿No pensarás pelear
contra ellas?— preguntó alarmada.
—No, sólo quiero
saber si son tan malas y crueles como dicen, podría hacer una sociedad con
ellas, por el bien de la manada— mintió, Adriel no quería revelar el secreto de
Cirse a alguien más. Aunque no consideraba que la hubiera traicionado por
contarle a Yul, él era su familia.
—No sé bien sus
historias, aunque sé que son familia, madre e hijas, se supone que también hay
una nieta, se cree que es la chica del Bosque Encantado, le dicen Caperucita
Roja, pero nadie lo sabe bien. De hecho, su parentesco es en sí un secreto que
sólo hadas y brujas sabemos.
<<No existe eso
de ser malo o bueno, pensé que ya lo sabías, la vida tiene un montón de
matices. En el caso de ellas se dice que tienen una maldición de amor, las
vuelve locas>>.
—¿Tú qué crees?
—El amor puede volver
loco a cualquiera, solo que ellas son poderosas, por el ejemplo, se dice que
Elly mató a los niños para salvar a su esposo de una terrible enfermedad. Te
preguntó: ¿tú qué serías capaz de hacer por salvar a tu manada o a la mujer que
amas?
Inmediatamente,
Adriel pensó en Caperuza, el día que la encontró herida tuvo el impulso de ir a
matar a la madrastra de Blancanieves por ponerla en peligro, pero la pequeña
bruja le había pedido que se quedará con ella y disfrutarán de los días en su
casa.
—Todo— respondió el
Lobo.
—Lo mismo pasa con la
otras dos Brujas.
Maléfica le contó lo
que sabía de la Bruja Verde, la historia sobre que había sido traicionada por
el hombre que amaba y por eso sufría de una terrible maldición que la hacía
perder el control.
Se decía que ella lo
había matado y destruido parte de Oz, pero eso no era cierto. En realidad, él
seguía viviendo y era rey en algún lugar, aunque era un secreto de que reino.
Mientras que la parte
de Oz que se había destruido había sido culpa de él. El hombre utilizó parte
del corazón de Aradia para salvar a otra mujer. Eso había causado un gran
alboroto que rompió a la bruja y con ello parte del reino.
—Sobre la Bruja
Blanca no se sabe mucho, se dice que es muy bondadosa y buena, pero mató de
manera muy cruel a Hansel y Gretel. Tú los sabes, los despellejo y amarró
frente a su hogar, para que los animales se los comieran vivos.
<<Ellos eran
cazadores de brujas, así que supongo que lo hizo porque trataron de cazarla,
pero se rumora que mataron a su nieta. Nadie sabe la verdad. Es la más
misteriosa. Por ejemplo, también se dice que sus dos hijas son producto de su
relación con un demonio y que por eso son más poderosas que ella>>.
—No son malas… — dijo
Adriel aliviado.
—No pero no por eso
debes confiar en ellas y tú no buscas una alianza, estás enamorado de una de
ellas. ¿La Bruja Verde?— él no respondió— Está bien no me lo digas, pero debes
de tener mucho cuidado, sobre todos con ellas. Aradia tiene el poder de
controlar a los lobos.
El descubrimiento
tensó a Adriel. ¿Cirse tendrá el mismo poder? ¿Lo habrá usado en mí?, fueron
sus primeros pensamientos.
—¿Ella podría
controlarme?
—Sí, pero te darías
cuenta por tu parte humana— el Lobo respiro aliviado. Caperuza jamás lo había
controlado.
Por insistencia de
Maléfica, Adriel se quedó esa noche en el bosque, descanso, comió y a la mañana
siguiente partió a casa de Cirse.
—Si necesitas algo
sólo manda a una pequeña hada a decirme y yo iré a ayudarte— le dijo la hada
cuando se despidieron.
El Lobo regresó lo
más rápido que pudo, se sentía más aliviado y feliz; la pequeña bruja no era
mala, así que solo se trataba de que fueran felices juntos y jamás habría un
problema. Ahora solo tenía que encontrar la manera de que su manada la
aceptará.
Sin embargo, cuando
por fin llegó, vio a Cirse abrazando a un sujeto en la entrada de su cabaña y
el hombre tenía el mismo olor que llevaba la segunda vez que se vieron.
La furia nubló su
vista y en su forma de Lobo atacó al hombre.
ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
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