Durante una semana
Adriel no volvió a casa de Caperuza, ni supo de ella, aunque pensó en ella cada
día.
El Lobo había pensado
en volver durante noche tal y como se lo había dicho a Cirse, sin embargo,
cuando iba de camino apareció Yul, a quien le contó todo lo que sabía y lo que
sentía por la pequeña bruja, en su hogar.
—La manada… pensé que
tomarías el mando.
Después de tanto
tiempo separado de su manada, al fin los lobos estaban aceptando Adriel, por lo
que durante un tiempo él y Yul habían hablado de su regreso como el alfa. Pero
no podía regresar a su manada con Cirse de compañera, ella era una bruja y no
cualquiera, era poderosa y con familiares malvados. No la aceptarían con ella,
aparte de que si se equivocaba, Caperuza podría causar gran daño a su gente.
—Lo voy a tomar—
contestó Adriel sin seguridad.
—Pues no lo puedes
hacer con la bruja a tu lado, si su familia la involucra en la guerra, todos en
la manada podrían morir.
—¡Ellos ya se
involucraron solos!—gritó y se paró furioso.
—Decidieron matar a
unos cuantos guardias y ya regresaron a la manada— contestó con cautela Yul,
debido a que Adriel seguía siendo el alfa entre los dos—. Aparte ellos tomaron
la decisión solos, si tú llevas a esa mujer nos pondrías en peligro a todos.
Adriel no quería
responderle a su amigo, detestaba que alguien más confirmará sus dudas, ya que
no deseaba dejar a Cirse, pero tampoco podía dejar desprotegida a su gente, era
su obligación cuidarlos y no cometer los errores de su padre.
Él no creía que
Caperuza podía hacer algún daño a él o su manada, sin embargo, la vida le había
enseñado que no se podía confiar plenamente en nadie. Yul era el único que
gozaba de su plena confianza, siempre lo había acompañado, ni cuando dejó la
manada lo abandonó y ahora gracias a él estaba a punto de tomar el liderazgo de
los lobos.
—¿Ella vale la pena?
Tal vez hizo algo para que te enamoraras— continuó hablando Yul, causando más
confusión en Adriel—. Tú no sabes de lo que es capaz, ni siquiera la conoces
tan bien…
—La conozco bien y la
puedo controlar— gruñó el Lobo con soberbia y su amigo sonrió internamente.
—No, no lo haces. Ni
siquiera sabías quien era su familia. ¡Ella es una maldita bruja!
Adriel se enojó tanto
que se transformó en lobo y se aventó contra Yul, quien se quedó en forma
humana.
—Lo siento— dijo Yul
con él las garras de Adriel en su pecho—. Sabes que eres mi hermano, no quiero
que pierdas todo por lo que has luchado. Sólo ten cuidado— el Lobo soltó a su
amigo y se transformó nuevamente en humano.
—¡Lárgate!— ordenó y
Yul se fue sin decir nada más.
Esa noche Adriel se
quedó en casa pensando en lo que había platicado con su amigo. No estaba seguro
de lo que debía hacer, si ir con Cirse o renunciar a ella. Antes estaba seguro
de que podía controlar la situación y a la propia Caperuza si era necesario,
pero ahora nada le parecía tan claro.
Ella lo amaba, pero
jamás había sido dócil y por otra parte, su familia era realmente malvada,
conocida por matar gente sin ningún tipo de remordimiento; hasta su abuela, la
Bruja Blanca del Bosque, que era bondadosa, también era tachada de cruel en
algunas ocasiones.
A la mañana
siguiente, el Lobo salió de su hogar, pero no fue a casa de Caperuza ni a
trabajar, se dirigió a ver una vieja amiga al Bosque de las Hadas.
ZASLOVE, LA MALDITA ROJA
Derechos Reservados
soy fan del cuento!!!!
ResponderBorrarMuchas gracias!
Borrar👏👏👏 pero oh no! ahora tengo conflictos emocionales!
ResponderBorrarExcelente como siempre. Buena noche ❤
Te prometo que se pondrá un poco peor, muchas gracias por leerme. :3
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