Caperuza y el Lobo – PRÓLOGO - Zaslove, La Maldita Roja

martes, 30 de abril de 2019

Caperuza y el Lobo – PRÓLOGO



—Hazlo— ordenó la bruja, mirando las patas del lobo— termina con esto.

La bruja estaba totalmente consciente de la presencia de su lobo y de todo lo que él sentía. Sin poder verlo de frente, sabía que estaba agazapado listo para atacar, a pesar de las heridas que ella le había provocado; escuchó que su respiración se había vuelto profunda y lenta, porque estaba reuniendo la fuerza que le quedaba para poder atacarla; sin embargo, él dudaba y ella lo noto por el ligero temblor de sus patas. Sí, ella era incapaz de verlo de frente, pero eso no era un impedimento, para estar consiente sobre cada mínimo detalle de él.

Cerró los ojos y se concentró, con un poco de energía, pudo verse a través de los ojos del lobo. Se veía realmente patética; con la cabeza agachada, la sangre escurriendo por sus brazos y la postura de alguien que sabe que todo está perdido.

—¡No hagas eso!— gruñó el lobo, sacando a la bruja de sus ojos.

El lobo la odio un poco más por lo que acababa de hacer, odiaba que usara su magia en él, porque aunque en ese instante la bruja se viera como una presa fácil; él solo podía pensar en ella como alguien a quién tenía que cuidar, a pesar de todo el daño que ella le había provocado.

En cuanto el lobo retomó el control de sus ojos, la bruja cayó de fauces, pero antes de que tocara el suelo, él logró alcanzarla y transformándose en hombre la sostuvo. Sin embargo, había sido un movimiento de puro instinto, ni siquiera lo pensó en lo que hizo, hasta que sintió una descarga eléctrica que provenía de ella. Todo había sido un engaño, para poder lastimarlo. El salió volando unos metros y en cuanto su cuerpo tocó el suelo se transformó nuevamente en lobo. La bruja cayó al suelo.

—Me ibas a atacar mientras caía. ¿Acaso tu crueldad no tiene límites?— dijo ella, mientras se ponía de rodillas, aunque sabía que eso no era verdad.

En vez de responder, él gruño de forma salvaje y empezó a acercarse lentamente, esta vez con cautela. Al sentir que se acercaba, la bruja levantó la mirada al cielo, dejando su cuello totalmente descubierto. Estaba cansada de sus peleas interminables, de no poder permanecer a su lado, pero tampoco lejos de él.

—Termina ya, mátame. Con esa intención te acercaste a mí. ¿No?

—¿Por qué no me ves de frente?— preguntó el lobo sin detener su camino hacia ella.

—Porque me duele— admitió y el lobo se detuvo.

Zaslove, La Maldita Roja

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