Desde que salí de la universidad, este es el segundo periodo de desempleo que vivo, así que ya tengo “experiencia”: EXPERIENCIA EN DESEMPLEO. Por lo que estoy tratando de no cometer los mismos errores, que me llevaron a un periodo de oscuridad y terror, que viví cuando fui desempleada por primera vez, razón por lo que salgo a correr en las mañanas.
No me gusta correr, pero por lo menos tres días a la semana lo hago: me levanto antes de las 7:30 de la mañana, desayuno un poco de yogurth y salgo a “correr”. No lo hago porque quiera estar en forma, aunque no me molestaría, lo hago porque alguien tan nerviosa y pesimista como yo, necesita una forma para sacar su estrés y esto del desempleo me causa mucho.
Entonces cada mañana sujeto mi cabello, me pongo ropa deportiva y salgo sin maquillaje, con sueño y cara de muerto, amarillenta y con ojeras. Para ser sincera me gustaría más ir al gimnasio o practicar algún deporte, pero la pobreza es un efecto secundario de no tener trabajo, pero hago lo que puedo. Sin embargo, el aire de la mañana me encanta, me hace sentir fresca.
Caminó hasta la pista para correr que hay detrás de mí casa, si voy un poco tarde el lugar se llena de perros con sus dueños, no me molestan, pero siento que entre menos gente hay menos contaminación y me gusta más. Razón por la que salgo más temprano, aunque sigo sin ser capaz de ir antes de las 7 de la mañana. A esa hora sólo hay otras dos personas: una señora, que tiene entre 40 y 50 años, y un señor de unos 60. Ese par me hace sentir tan avergonzada de mí porque mientras yo parezco anciana con problemas respiratorios, después de la tercera vuelta, ellos lucen respetablemente bien, todo el tiempo.
El señor sólo camina, lo hace por una hora o más; se podría pensar que no es mucho, pero considerando su edad y que es jubilado, caminar a paso rápido durante más de 60 minutos es admirable. Cuando yo me canso, doy una vuelta caminando y el señor siempre me rebasa; si se trata de caminar él me gana fácilmente. Por otro lado la señora, aunque sólo trota, en ningún momento se detiene, una vez que empieza nada la para, mientras yo me detengo a cada rato para poder volver a respirar.
Aunque me humillen, ellos también me motivan, se esfuerzan cada día para no vivir cansados, para ser mejor que un número o una situación; así que a pesar de que no me gusta correr, lo disfruto, me divierte y me gusta el aire fresco de las mañanas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario